“El movimiento es inorgánico, pero golpea a la oligarquía”

La revuelta popular en Chile en curso desde hace dos semanas “no es un movimiento politizado e ideológico, y está muy lejos de reivindicar valores que se acercan a ello. Las marchas, más bien, tienen que ver con la actualidad, por ello hay que buscar nuevas formas para generar acuerdos sociales”, consideró Cristóbal Mardones, secretario metropolitano del Partido Humanista chileno en su visita a los estudios Patrick Rice de Radio Gráfica.

En diálogo con Lucas Molinari, el dirigente opinó sobre la situación que se vive en el país vecino: “hay varios historiadores que están sorprendidos porque ni en la dictadura (1973-1990) ni en los 30 años posteriores, se vio esta cantidad de gente que hoy protesta y marcha en Chile”, y agregó que “a diferencia de lo que pasó en el resto de los países latinoamericanos, no tuvimos una resistencia importante frente al régimen militar. Ese gobierno hizo lo que quiso”.

“Durante el gobierno de Pinochet no se vieron marchas como la que sucedió el viernes pasado en Plaza Italia”, recordó el representante humanista, y comparó aquel momento con la actualidad, pues “en los barrios es peor: es mucha más la cantidad de gente que sale a la calle”.

Sobre la represión descargada por los carabineros sobre la comunidad movilizada a lo largo de las últimas dos semanas, el delegado lamentó que haya “mucho sufrimiento porque nos están matando, se generó mucha violencia” desde el Estado. Sin embargo, la gente resiste y no quiere volver a sus casas, por eso “el conflicto que es cada vez más grande”, narró el secretario.

Chile es un país que está marcado por las políticas neoliberales de los últimos años, “no solo en el ámbito económico, sino también en el social”, subrayó el apoderado, y caracterizó a la sociedad chilena como “muy individualista y no politizada”.

Sin embargo, la rebelión en Santiago y otras ciudades del país pudo traspasar una aparente indiferencia sostenida a través del miedo para irrumpir en el espacio público en la forma de un movimiento inorgánico, que no tiene una cabeza central y cuestiona el sistema de partidos que ha consagrado la continuidad del pinochetismo por otros medios.

Los insurrectos no constituyen un grupo “ideológico orgánico, y nadie te va a decir en la calle ‘queremos una Asamblea Constituyente’”, remarcó Mardones, sino que gran parte del pueblo chileno se despertó porque sentían que “los estaban estafando, ‘a mí con la salud, a ti con la educación y jubilaciones. Entonces nos unimos’”, señaló.

El activista humanista equiparó estas revueltas con el “Caracazo” en Venezuela en 1989 y las protestas sociales del 2001 en Argentina: “en Chile hoy en día, la consigna es ‘que se vayan todos, no confiamos en nadie’”, e insistió que está en juego “la estructura social y el modelo económico chileno”.

En cuanto a la localización del conflicto que generó el estallido social, Mardones apuntó que “partió de Santiago, pero hoy en día ya se encuentra ramificado”. La situación inicial “se ocasionó a partir del ‘salto torniquete’ -saltar el molinete para evadir pagar el metro- como forma de protesta por el aumento del boleto”.

La respuesta del presidente Sebastián Piñera fue suspender el transporte “buscando de alguna manera criminalizar las marchas. Es una medida que toma regularmente desde el 2011”, resaltó el representante político, y aclaró que esto es una fórmula que “el mandatario pensó pues como ya le había funcionado en aquel entonces, iba a volver a funcionar ahora, amparándose en que ‘la gente no puede circular por la calle porque están estos delincuentes’”.

No obstante, la decisión de saltar los molinetes del subte “la tomaron las personas que se encontraban en su trabajo y en algún momento tenían que volver a sus casas. La indignación fue gigante”, calificó.

Este modelo económico chileno llevó a que muchos jóvenes tuvieran que crecer en un contexto que no los favorecía para poder vivir con dignidad, por eso “es el mismo joven que se dio cuenta, en el 2006, que no iba a tener acceso a la universidad de manera gratuita, que debió estudiar en alguna universidad privada en el 2011 y hoy se encuentra ‘encalillado’ (endeudado) de por vida. Es la misma generación, pero que ha ido avanzando”, reveló Mardones.

Son generaciones que han formado una familia y adeudan no solo su educación sino la de sus hijos, como también las hipotecas de sus casas. En este sentido, Mardones observó que esta sociedad se encuentra “atrapada en el sistema financiero, le debe al Estado y a bancos privados. Es totalmente insólito, porque esto no se da en ningún otro país del mundo”.

“Hoy se está profundizando esta ideología, porque en vez de solucionar el problema y llamar al diálogo, Piñera lo que hace es profundizar aún más el neoliberalismo”, advirtió el dirigente.

A su vez, consideró que Piñera “perdió el poder, en este caso, perdió la contención” de los que creía que eran sus apoyos incondicionales, pues ante la declaración de “estamos en guerra”, las fuerzas armadas desmintieron sus dichos. Pero “si esto pasa a nivel directivo, que es lo macro, ¿qué es lo que está pasando en los barrios?”, se preguntó Mardones, para explicar que “el carabinero no le pregunta a su jefe su accionar, simplemente reprimen”.

Las elecciones en Chile se definen con la participación de solo el 40% de los ciudadanos, puesto que en el país trasandino el voto es voluntario. Es por ello que “el presidente supuso que había arrasado en las últimas elecciones, cuando en realidad había sido electo solo con el 21% de los votos de la ciudadanía”, elucidó. Lo mismo sucedió “con Michelle Bachelet, que había ganado las elecciones presidenciales con el 23% de los sufragios”, evidenció.

La legitimidad que la gente puede tener respecto de las figuras políticas “está desprotegida”, admitió el delegado, y polemizó con el presidente “porque el mandatario dice ‘hay que llamar a acuerdo, sentémonos a conversar’, Bachelet escribe en su twitter, ‘tenemos que conversar’, pero ¿con quién?” Si la gente no tiene una cabeza representativa y las fuerzas represivas son el revés cínico de las llamadas al diálogo de la clase política.

Mardones informó sobre la decisión del Partido Humanista de presentar “una acusación constitucional contra el presidente chileno para que renuncie”, dado que “alguien tiene que pagar por lo hecho. No es solamente una manifestación pacífica, ya en Chile tenemos muertos”, denunció, y anunció que Piñera tiene que pensar “que por más que se vaya, va a tener que responder en Tribunales por esta situación en algún momento”.

La cifra de los daños aún no es conocida en profundidad, pero hasta el momento el recuento es de 20 muertos, 9000 detenidos, 3200 heridos, un centenar de personas desaparecidas y 121 denuncias de violaciones de mujeres por parte de integrantes de las fuerzas de seguridad.

La salida a esta situación tiene que ser “a través del diálogo, pero no podemos seguir discutiendo, desde el bloque de izquierda, ‘si la salud debe ser pública o no’, porque damos por hecho que tiene que ser así”, resaltó. “El tema es cómo llegamos a eso”, se interrogó el dirigente humanista, y ejemplificó que “si el voto es obligatorio, vamos a construir un país con la gente adentro”.

Por último, Mardones opinó sobre el contexto latinoamericano: “tenemos que estar contentos que el neoliberalismo está ‘volando por los aires’ con todo lo que sucede en América Latina, con las manifestaciones en Chile y Ecuador, y con las elecciones presidenciales del último domingo en Argentina”.

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