Cada 11 de septiembre es distinto, tiene sus recuerdos, melancolías, reflexiones, abrazos, etc. Esta vez fue con mascarilla, con alcohol en las manos cada 15 minutos (algunos me llamarán maniático) con la duda si lloverá y con la clásica incertidumbre si nos dejarán caminar hasta el punto que se quiere llegar o aparecerá ese escuadrón, que al igual que un Pokemón, nos buscará frenar a punta de chorros de aguas, gases… Y la última moda fue las pelotas de pintura. Pero esta fue de las jornadas más tranquilas que me ha tocado ver, llegamos hasta el cementerio sin problema.
Son fechas extrañas de seguro para todos y todas, a cada uno de seguro recordará a un familiar muerto, desaparecido y/o exiliado. Es que fueron años de terror, de los cuales pensábamos que estaban en el baúl de los recuerdos de un Chile doloroso, de una herida que nadie se atrevía a pasar a llevar, porque al tocarla saldría mucha sangre.
Pero la verdad histórica nos golpeó en la cara profundamente, a cada chileno y chilena, sin que nadie quedara ajeno. Por muchos años de Concertación y Nueva mayoría nos conformamos con defender las instituciones, sin ningún trabajo de memoria, educación o cultura, para que no se volviera a repetir…Total mientras no nos maten, está bien. Pero no nos dimos cuenta de que estábamos cruzando una gran pandemia iniciada el 73, una epidemia que nos elimina los derechos nos dejaba sin dignidad y, lo más duro de reconocer, también nos mataba en silencio y lentamente…Era el virus del neoliberalismo.
Eran los 90, una sensación muy distinta a la del terror a diario de épocas anteriores, el torturador había dejado de tener un rostro y un nombre para identificarlo. Seguramente por eso costaba tanto apuntarlo, sin darnos cuenta de que se había vuelto omnipotente, no lo podíamos ver, pero sabíamos que estaba encima de cualquier acto o intento de libertad que quisiéramos tener. Han pasado 48 años de cuando esa pandemia se vino a instalar a chile… La pandemia sigue presente, pero un 18 de octubre pudimos abrir los ojos en masa, le volvimos a dar un nombre y un rostro, nos respondió con las mismas armas, la tortura, violación y muertes. Pero confío en que estamos más preparados para mantener la memoria viva para reflexionar, la verdad en la boca para poder gritar y las acciones justas para no ser doblegados… De esta pandemia vamos a salir, más temprano que tarde vamos a salir.