¿Cuánto de nuestro cuerpo estará compuesto por oxigeno? Seguramente una gran cantidad, lo suficiente para que cada idea sea una fuga de aquel. Posiblemente cuando hablamos sin pensar sea un eructo de alguna meditación sin procesar. ¿Y si a lo que llamamos alma es el aire que se apodera de nuestra conciencia, con un aroma totalmente especial que nos hace únicos y vivos? Un olor que puede ser tan peculiar que con su agrado o disgusto nos hace relacionarnos como sociedad. ¿Será esto nuestra esencia? ¿Será ese aroma, ese aire tan propio, nuestra energía? Cuando tenemos una pena sentimos que nos falta, cuando nos encontramos llenos de amor respiramos y llenamos nuestro pecho.
¿Será que buscamos un lugar para ser libres, esperando encontrar solamente la oportunidad para sentir que podemos disfrutar de ese aire que está invadiendo nuestros pulmones tranquilamente?
¿Podemos transmitir ese aire como señales? ¿Podrá ser ese aroma tan particular que nos hace diferente al resto, la respuesta tangible a las palabras y simbolismo que nos rodean, como el amor, la amistad, entre otras?
Posiblemente el aire sea mucho más necesario para el ser humano, más confuso de descifrar que la simple significación de que nos sirve solo para respirar. Será tan especial que todavía la tecnología nos puede ayudar a transmitirlas a distancia, porque esa aroma es lo que nos puede trasportar a un bello recuerdo del pasado o a un trauma que no sigue, recordando ese olor nos acerca a esa compañía que tanto deseamos o, por el contrario, nos podría llevar a pensar en aquel indeseable personaje.
Pero sin duda el aire es más complejo que solo llenar nuestros pulmones, debe ser uno de los elementos más esenciales que nos puede asegurar que estamos vivos.